Un mundo feliz fue publicada por primera vez en 1932, pero la clarividencia de su mensaje es tal que bien podría haber sido publicada hace tan sólo unas semanas.
Tomando como base un momento en que la tecnología permite crear humanos sanos y perfectamente catalogables a través de sus capacidades cognitivas y físicas el autor recrea un mundo en que la pobreza, el hambre y los conflictos bélicos han sido completamente erradicados de la faz de la tierra.
Este mundo “perfecto” donde los grandes males de la humanidad han sido suprimidos se sustenta en un sistema de castas: cada individuo es clasificado en función de sus capacidades (presentes en él a través de su genética desde el mismo momento de su “concepción”) y se le asignan unas tareas conforme a ese potencial. Esta separación de individuos en “castas” genera un sistema social en el que los individuos de cada estrato conocen perfectamente el tipo de relaciones que les están permitidas y cómo deben relacionarse con individuos de castas superiores e inferiores.
La existencia de esta rígida estructura social que ha favorecido y alentado el fin de todos los males de la humanidad trae consigo un efecto indeseable: la supresión de la familia, el arte, la ciencia, la literatura o la diversidad cultural, así como el rígido corsé impuesto a las relaciones sociales. Elementos que, en su ausencia, pueden generar un cierto desasosiego en algunas personas.
Todos estos problemas de insatisfacción se nos muestran a través del personaje de Bernard Marx, un individuo perteneciente a la casta superior (alfa-plus) que por tanto posee una inteligencia superior a la mayoría de sus congéneres pero que por un accidente durante su “gestación” es físicamente más pequeño de lo que le correspondería, enfrentándose así (desde su punto de vista) a problemas sociales como el rechazo por parte de las mujeres de su casta y la falta de respeto por parte de las castas inferiores.
Enmarcada dentro del género de ciencia ficción distópica Un mundo feliz es una de esas obras que han trascendido a su formato original y han llegado a medios tan diversos como la radio, el cine o el teatro, demostrando ser una de las obras más influyentes del pasado siglo.
Conozoco a poca gente que no hay leído este libro durante su adolescencia. ¿Eres uno de ellos?
¿Y tú que piensas? Pásate por Un mundo feliz, de Aldous Huxley para dejar tu huella.
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